Como resultado de esta intermediación los precios de venta se triplican, lo que inquieta a los cerca de cinco mil agricultores del cultivo, pues creen es posible mejorar sus ingresos si tuvieran un centro de apoyo y una fábrica que faciliten la labor posterior a la cosecha.

Se trata de un caso de los muchos que existen en el país, generador de aquella materia prima que sale del país para ser convertida en productos cuyos costos se multiplican al dársele valor agregado.

Como en Paján, también tenemos la situación de los sembradores de paja toquilla y de los elaboradores del famoso sombrero del mismo material en Montecristi; y de otros sembradores y obreros como los iniciadores de la artesanía en tagua, quienes requieren mayor colaboración oficial para incrementar su trabajo, brindándole no solamente asesoría en la etapa del aprovechamiento artesanal, sino comercial.