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Tres hombres a bordo del Beagle
Tres hombres a bordo del Beagle
Por: Libertad Regalado
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Jueves 20 Febrero 2014 | 04:00

U n libro donde su autor Richard Lee Marks, a partir de los sucesos que desencadenan la subida de cuatro fueguinos al Beagle, pone sobre el tapete la desnuda naturaleza del alma humana.

Relata las vicisitudes de FitzRoy (cofundador de la meteorología moderna), al tratar de cumplir con dos objetivos. 
Uno de ellos relacionado con el uso del barómetro para evitar desgracias por problemas climáticos.
El otro, establecer la cartografía del punto más extremo de la tierra; una parte del planeta, la más riesgosa por la escabrosa geografía, las tempestades y las tormentas.
Ese lugar del mundo “donde el Atlántico y el Pacífico chocan con ferocidad” y América del Sur se une a la Antártida. 
Allí, en esas pequeñas islas de Tierra de Fuego que terminan en el Cabo de Hornos, encontrará a seres humanos en sus primeros estadios de evolución.
Allí donde lo único que importa es el presente, donde no existen dioses, ni otra actividad que la recolección de alimentos para sobrevivir..
Charles Darwin, recomendado por sus maestros de la universidad de Cambrige, acompañará a FitzRoy en el segundo viaje. A sus 22 años sin haber terminado sus estudios de medicina, iniciará la aventura que descubrirá al mundo y lo vuelve inmortal: “La teoría de la evolución de las especies”. 
Los dos científicos instintivos y compulsivos,  unidos por la misión de “analizar y explicar el curso de la vida sobre la tierra” aunque desde distintas posturas.
FitzRoy, católico ortodoxo, y Darwin, padre del evolucionismo, establecerán una relación de amor y odio en esas interminables disquisiciones filosóficas, donde usaban la lógica irrefutable de la ciencia para demostrar la versión bíblica de la creación.
Jemmy Button, indio fueguino casi adolescente, cuyo verdadero nombre “o rundel lico”, en compañía de otros dos hombres y una mujer, serán trasladados en 1830 hacia Inglaterra, para ser convertidos en ese puente entre la civilización y la barbarie.
Buscando con ello, por un lado la salvación de estas almas y por otro la protección de quienes osaran poner sus pies en esos parajes, ya que cualquier náufrago siempre terminaba siendo el potaje de la ocasión para estos seres apartados del mundo.
Cada uno de ellos terminarán su vida en su misma ley: 
FitzRoy atrapado por sus demonios, Charles Darwin cobijado por su teoría y Jemmy Button, contrariando todos los esfuerzos de civilización emprendidos con él.
Haciendo exactamente lo mismo que sus otros congéneres los yanganes, quienes para 1960, desaparecerán de la faz de la tierra. 
Una obra histórica, con personajes reales, que vale la pena leerla. 
 
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