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EL TRISTE RETORNO  DE “RAMBITO”
EL TRISTE RETORNO DE “RAMBITO”
Por: Jaime Enrique Vélez

Viernes 24 Enero 2014 | 04:00

Los portovejenses tuvimos un gran alegrón cuando observamos a “Rambito” en los rotativos locales, en un positivo proceso de recuperación; era tan evolutiva su sanación no sólo en el aspecto síquico, también en lo físico. Gustavo había ganado en presencia, estaba recibiendo atención especializada y oportuna en una clínica en la ciudad de Quito.

Nuestra alegría se circunscribía en que este personaje ya no sería un “huésped” del cementerio, lugar donde él hizo su morada en las tumbas, compartiendo el ostracismo social con los cadáveres y alimañas. Ya nos habíamos olvidado de su famélica figura con su cara sucia y mirada hacia lo ignoto, el pelo enredado y totalmente desnudo paseando por las calles de la ciudad, como una forma de protesta ante una sociedad indolente de doble resero con morbosa moral gustativa a lo desagradable.

Pero por estos días la noticia se difundió: “Rambito ha vuelto al cementerio”. El domingo,  en mis diarias visitas al camposanto, pude verificar lo dicho; a lo lejos otee a este personaje harto conocido por mí. El lunes por la mañana lo encontré dentro de los predios de la “ciudad blanca”, lo llamé por su nombre y me sorprendí gratamente cuando me miró y se detuvo en su andar; pensé que se iba a esconder medroso como en tiempos pasados. Conversé varios minutos y me asintió con mucha seguridad en su hablar.  
Es totalmente diferente al ser humano descrito en líneas superiores; luce robusto, ropa deportiva, estaba descalzo y en su cabeza pelo corto, donde ya aparecen algunas canas fruto del padecimiento existencial y que ya está entrando en edad madura. Ambos seguimos nuestras rutas, él ensimismado en su entelequia, buscando una maloliente bóveda para guarecerse de todo, incluido de la relegación de los que hasta por los poros nos meten el estribillo que en este país “no hay pobreza”. Mientras yo llegué donde yacen mis seres queridos y haciendo todo lo posible para que el gran Creador me escuche, cavilaba: Se gastan millonadas en campañas, festines y muchos otros gastos suntuarios, macros egresos que a pocos ecuatorianos favorecen, mientras  que se cierran los centros y clínicas  que atienden a pacientes con morbilidad mental, enviando a las calles a todos esos seres que requieren de atención médica para paliar sus dolencias. 
Parece que la suerte de Gustavo, “Rambito”, no es de las mejores.
Es la segunda ocasión que le sucede esto. Pero esa fatalidad de éste inocente hermano no está echada, mientras nosotros decidamos salvarlo ayudándolo a emerger. Estamos a tiempo aun sin el apoyo del señor gobierno. 
 
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