Dicen los comerciantes de la zona que los reboses se originan unas cinco veces al mes. El pasado viernes se presentó este problema. Las aguas servidas salían desde la alcantarilla y rodaban unos 20 metros hasta el Parque Central.
Allí el mal olor incomodó a varios ciudadanos que se encontraban descansando.
Manuel Cedeño, comerciante, dice que este es un “mal sin remedio”.
Comenta que los reboses ocurren constantemente y pese a las quejas nadie ha hecho nada. El daño se presenta en una vereda, por lo que al fluir las aguas negras éstas también afectan al paseo José María Egas.
Ana Romo recomienda la intervención de la Empresa Pública Aguas de Manta (EPAM).