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LABOR
Enfibradores trabajan con el riesgo

En Manta hay pocos negocios y personas dedicadas al trabajo con fibra.

Sábado 28 Diciembre 2013 | 04:00

 
 
Luciano Delgado tiene 32 años trabajando con fibra. En ese tiempo aprendió que su labor ya no es tan rentable como lo era al principio.
Pese a esto, argumenta, no cambia su oficio porque la experiencia que ha obtenido es la única garantía que tiene para el trabajo que realiza para sus clientes.
Delgado se ha dedicado a enfibrar lanchas y barcos.
Cuenta que al principio este negocio le dio buena rentabilidad, pero actualmente sólo le genera ingresos moderados.
De lo que sí es consciente es de que en este mes tiene más contratos. 
Él cree que se debe a que los propietarios de las lanchas desean iniciar el nuevo año con embarcaciones reparadas o nuevas.
Lo que más hace Delgado es reconstruir la fibra de las lanchas. Por esto cobra hasta 2 mil dólares.
Y aunque la cantidad parezca elevada, el hombre explica que sólo en material gasta 1.200. 
De lo restante debe cancelar a su hermano Carlos Delgado, quien trabaja con él hace 4 años.
Ambos recuerdan que al principio fue molestoso acoplarse al trabajo, ya que la pelusa de la fibra les originaba picazón en el cuerpo.
En todo el proceso de construcción se usan químicos que emanan olores muy fuertes, y en muchas ocasiones no se usan mascarillas, guantes ni gafas protectoras.
El riesgo para la salud es constante, según los mismos trabajadores.
 
 la primera vez. Honorio Vásquez labora actualmente enfibrando uno de los barcos que se construyen en el astillero.
Dice que en varias ocasiones ha laborado con fibra, pero ésta es la primera vez que lo hace para una embarcación. Vásquez trabajaba ayer con varios compañeros en la separación de la fibra para después adecuarla y aplicarla al barco. 
Luiggi Sornoza tiene cinco años laborando con fibra. Aprendió el oficio de su padre. Él recomienda que quienes laboren con resina se protejan, para evitar problemas de salud a futuro.  
Lo mismo recomienda Fabricio Mendoza, quien cuando inició en este trabajo presentó varios inconvenientes con el material. 
Mendoza no enfibra barcos, pero sí carros. 
Él hace diseños modernos o “tunea” vehículos en la parte delantera o por la parte interna. 
Sus trabajos cuestan desde 150 dólares hasta dos mil dólares, de acuerdo al modelo.  
 
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