En Ecuador las leyes disponen una atención preferente a los ciudadanos entrados a la tercera edad y a los que sufren diversos grados de discapacidades, que reciben beneficios en servicios públicos como agua, luz, teléfono, transportes;  ventanillas especiales de atención en los bancos, entre otras.

Aquello es agradecido por la comunidad de los beneficiados, con la complacencia general; sin embargo, existen voces que insinúan la extensión de esas atenciones preferenciales, como es el caso de cajas cobradoras exclusivas para este mundo de ciudadanos, en negocios particulares de gran concentración de personas, como son los supermercados, donde se forman largas colas en los cajeros, presentando problemas para los clientes de edad avanzada o con discapacidades.

Creemos válida esta clase de aspiraciones que transmitimos, esperando que de ello tomen notas los funcionarios correspondientes.