Ciudades que en su momento fueron importantes, hoy, después de administrar muy mal sus ingresos, cosechan desgracias. Vallejo, por ejemplo, de acuerdo a la información que circula en la red “era un modelo de crecimiento y una de las mejores ciudades del estado de California para vivir. Pero el verano de 2007 llegó la crisis, y con ella la ruina de esta ciudad de cerca de 120.000 habitantes. Según algunos ciudadanos que han iniciado procesos administrativos contra los gestores de Vallejo, el principal problema de la ciudad es que los salarios de los funcionarios públicos acaban casi con la totalidad del dinero de la caja municipal. Lo cierto es que para pagar la nómina de los bomberos y de los oficiales del cuerpo de Policía se emplea hasta el 80% de los 89 millones de dólares de presupuesto público. El nivel de deuda de la ciudad es tal, que el déficit local se incremente a ritmo de 16 millones de dólares mensuales”, de acuerdo a esa misma fuente.

Por estos días, el símbolo de la bancarrota municipal en EE.UU. es Detroit. Quien creyera que la cuna de la industria automovilística estadounidense, donde surgieron Ford, Chevrolet, Chrysler, hoy día se esté acogiendo a la Ley de Bancarrota para poder sobrevivir: debe 18 mil millones y no puede pagar. Y ¿por qué ha llegado a esta lamentable situación? En la red está la respuesta: “La revista Forbes explica que, básicamente, se debe a déficit fiscales sostenidos. Cuando una ciudad gasta más de lo que recauda, tiene que acudir a deudas para financiar sus operaciones….y cuando son mal aplicadas se vuelven crónicas, se salen de control…”

La  moraleja de esta historia podría ser entonces, que la tesorería de una ciudad hay que cuidarla muy celosamente todo el tiempo y aunque no es el único elemento para el progreso, ayuda a vivir.