En la actualidad los animales de compañía están considerados como una medicina preventiva. Su cuidado y el afecto hacia ellos promueven la salud y prolongan la vida, indica Guillem.

Para el veterinario Piero Celorio, los animales son capaces de disminuir el sentimiento de soledad de una persona, ellos con su presencia constante hacen que las personas se sientan más confiadas, seguras y protegidas. 

Otro de los detalles que menciona Celorio es que las personas que deciden tener una mascota en casa deben cuidarlas, dedicarles tiempo, dinero, espacio, para que se sientan como un miembro más de la familia.

Su compañía también estimula el contacto físico y la comunicación; casi todos los dueños le hablan a su mascota y la conversación resulta más relajante debido a una sencilla razón: los animales no juzgan a la persona, recalcan en este caso los expertos.

La veterinaria Tamara Chang dice que los beneficios de tener una mascota son muchos, de índole medicinal y afectiva, porque ayuda a las personas. Ella señala que los perros ocupan el primer lugar entre las mascotas preferidas por la mayoría, seguidos de los gatos, los pericos, cacatúas, entre otros.

“En la actualidad muchas personas tienen como mascotas a cerdos, ellas indican que gastan menos dinero, los bañan cada 15 días, inclusive existen personas que los tienen en su habitación y los sacan a pasear”, dice Chang.

Los beneficios de tener una mascota en casa se multiplican, según la veterinaria. 

 

IDEAS. Se deben tomar en cuenta ciertas recomendaciones. Elegir el animal doméstico apropiado para el estilo de vida de cada familia. Tener en cuenta el espacio físico disponible y la organización del tiempo.

Incluir a los niños en el proceso de elección. Es importante que todos lleguen a un acuerdo sobre qué mascota será la indicada. Si la que el niño desea no puede ser, explicarle el por qué y construir juntos una alternativa.

Decirles que un animal no es un juguete sino un ser con vida, diferente a él, al que hay que cuidar y del que se debe estar pendiente.

La participación de los padres, la discusión abierta y la planificación son esenciales para que la convivencia con la mascota sea una experiencia enriquecedora para todos.

Explicarle al pequeño las nuevas condiciones y modificaciones del entorno familiar. Que un niño no hable no significa que no comprenda. Puede asimilar -siempre que medie una explicación- el hecho de que este nuevo miembro requiere ciertos cuidados especiales para su desarrollo vital. Se le debe asegurar que podrá ayudar a lograrlo.

La asignación de tareas debe tener en cuenta las posibilidades de cada uno y, esencialmente, la edad del niño. El pequeño debe ser responsable de sus acciones. 

Si después de un tiempo deja de hacerse cargo del animal o establece con él un vínculo hostil, tendremos que hablar para conocer la causa y saber cómo proceder.