Es una especie de atracción fatal para la especie humana, maldición para una gran mayoría que sobrevive día a día minando la basura y los residuos y otra minoría que despilfarra y desecha. Preguntémonos: ¿Cómo sería la utopía original de ciudades como Portoviejo y Manta? ¿serán ciudades enfermas o ciudades sanas? ¿cómo recuperar a la ciudad que nos facilita la vida, que nos da trabajo, nos eduque, nos recree, que nos haga crecer como seres humanos? ¿Cómo podemos transformar nuestros comportamientos y conductas: consumiendo lo necesario, evitando lo superfluo, respetando lo diverso y mayoritario, valorizando nuestras comunidades privilegiando a los peatones potenciando el transporte público, promoviendo el reciclaje, educando a la población con solidaridad y en las Culturas de paz? Hay que ampliar tecnológicamente las redes de servicios virtuales, descontaminar a las ciudades de publicidad agresiva y ofensiva, servir a los sectores más vulnerables, mejorar el espacio público con obras de calidad ejecutadas con concursos públicos.