Según un artículo publicado hoy en la revista ZooKeys, el olinguito (Bassaricyon neblina) se ha observado en la jungla ecuatoriana, hay especímenes en museos y ha sido exhibido en zoológicos de todo el mundo, pero la especie no había sido descrita hasta ahora y durante más de cien años se incluyó erróneamente a este animal entre los herbívoros.
El animal luce como una mezcla de gato doméstico y osito de peluche y pertenece, según los científicos, a la familia de los Proyonidae, la misma de los mapaches, coatíes Kinkajous y olingos.
El olinguito pesa alrededor de un kilogramo, tiene ojos enormes y un denso pelaje de color ocre y es nativo de las junglas de Colombia y Ecuador envueltas en las brumas, de dónde le proviene su apellido "neblina".
Además de ser el último miembro identificado en su familia, el olinguito tiene otra distinción: es la especie más nueva en el orden de los carnívoros, señala el artículo.
"El descubrimiento del olinguito nos recuerda que todavía no se ha explorado todo el mundo y algunos de sus secretos más básicos todavía no se han revelado", señaló Kristofer Helgen, curador de mamíferos en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian en Washington.
"Si aún podemos encontrar nuevos carnívoros ¿qué otras sorpresas nos aguardan?", comentó Helgen, quien dirigió el equipo científico. "Hay tantas especies en el mundo que la ciencia todavía no conoce. El documentarlas es un primer paso para comprender plenamente la riqueza y diversidad de la vida en la Tierra", agregó.
Este descubrimiento requirió diez años de trabajo y ni siquiera fue la meta original del proyecto que buscaba completar el primer estudio integral de los olingos, un conjunto de especies de carnívoros que viven en los árboles y pertenecen al género Bassaricyon.
El equipo de Helgen quería determinar cuántas especies de olingos había y cómo están distribuidas.
El estudio sirvió también para comprobar que el olinguito todavía vive n un área única del norte de los Andes, a alturas de 1.500 a 2.700 metros sobre el nivel del mar, mucho más altas que el hábitat de las especies de olingo conocidas.
El zoólogo Miguel Pinto, en Ecuador, proporcionó la primera prueba de la existencia del olinguito con unos pocos segundos de imágenes captadas con una cámara de video.
Esto motivó una expedición en las laderas occidentales de los Andes que, durante tres semanas, observó a los animales, activos mayormente durante la noche y documentó aspectos de su vida como que comen principalmente frutas, rara vez bajan de los árboles y tienen una cría por vez.
Los científicos determinaron, asimismo, que el 42 % del hábitat histórico de los olinguito se ha convertido en zonas de uso agrícola o urbano.
EFE