Un grupo de personas, denominado los "indignados", se concentró en distintos puntos de la capital y marchó golpeando cacerolas rumbo al Obelisco, monumento céntrico que identifica a la ciudad. 

Otro grupo de personas también protestó en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno. 

Los organizadores de la protesta señalaron que la convocatoria recibió a miles de personas. "La gente de Rosario nos pidió que no suspendamos el cacerolazo", argumentó en radio La Red Luciano Bagallo, uno de los promotores del #8A. 

Los miles de protestantes portaban pancartas con frases como "Stop (pare) corrupción", fue lo que se pudo apreciar en una extensa bandera. También había carteles con frases como "Paren de robar" y "Me sobra mucho mes al fin del sueldo".