Actualizado hace: 935 días 22 horas 53 minutos
GONZALO MOLINA CEDEÑO
RULETA…. RULETEROS I EL CURA FISCHER

Recordar la historia de Portoviejo de los años 20 en adelante es sumergirse en un manto espiritual de romanticismo i esplendor.

Viernes 09 Agosto 2013 | 00:00

Sus fiestas patronales i religiosas con los retoques de campanas, tambores, bandas militares y de pueblo, el bullicio de comerciantes daban inicio a sus festividades, que tenían como epicentro  el parque central, cubriendo, toda la calle Ricaurte, donde se instalaban las carpas i toldos con mercaderías variadas donde predominaban los dulceros i ruletas. 
En este carrusel de ofertas, los juegos de azar ruletas i ruleteros pregonaban con sus arengas i estribillos el inicio de los juegos. La ruleta era la atracción mayor i como todo juego de azar guardaban sus secretos bajo manga; el ruletero daba vuelta a su ruleta  i los apostadores ponían sus valiosas monedas de plata; a punto de terminar su giro, un movimiento al tablón determinaba la suerte.
Tenían un cómplice masca chicle: Los “talladores”. A un chiflido se acercaba i adhería a su goma de mascar una moneda que pegaba atrás de la Ruleta alterando la suerte.
Este juego tenía su talón de Aquiles: “Los cazadores”, verdaderos maestros que calculaban el número de suerte a caer y la parada exacta de la manecilla de la ruleta.  Entre ellos figuraba una respetable dama, la Srta. Monserrate Solórzano,  quien fue la “reina de los cazadores, “el terror de los ruleteros.
El negocio daba buenos réditos manteniendo a distancia  a los “cazadores”;  es así  que por el año 1953 aparece el cura alemán Juan Fischer, amante del buen whisky, adicto a los  juegos de azar i otros placeres pecaminosos. Dicho sacerdote arribó a Portoviejo el 5 de febrero  de 1952, siendo nombrado por el Obispo Nicanor Gavilánez , Vicario General  i párroco de la antigua iglesia La Merced,  de construcción mixta, en deplorable estado estructural, razón por la cual inicia una cruzada para la reconstrucción en hormigón armado. Los recursos eran escasos por lo que Fischer alquiló en los bajos del edificio del cuerpo de bomberos un local, donde instaló varias ruletas i mesas de juegos que administró Horestes Mora M. para recaudar fondos para la  iglesia i mitigar su adicción a los juegos de azar. Las ruletas se extinguieron por los años 60 - 70. Juan Fischer murió en Alemania en 1967.
 
Continuará…
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