Investigadores de la fundación Ballenas del Pacífico (PWF), que desde 1997 se encuentran fotografiando las aletas caudales de las jorobadas, pudieron registrar el evento, que se extendió por casi 10 horas.
“Las orcas viajaban en grupos de 2 y 3 animales. Los grupos de dos siempre eran hembras mientras que los de tres tenían un macho en el grupo”, indicó Cristina Castro Ayala, miembro de la fundación.
Castro señaló que los viajes eran totalmente sincronizados se colocaban adelante, a un costado y atrás de las ballenas jorobadas.
Además, que las ballenas jorobadas registraron comportamientos agresivos como golpes de cola y aletas pectorales constantes, para intentar defenderse.
“La ballena jorobada emitía sonidos fuertes y además inflaba su pecho y sacaba burbujas antes de subir a la superficie del agua, como aparentando ser un animal más grande y fuerte”, explicó Castro.
Durante la observación se pudieron recoger pedazos de un juvenil que fue en ese momento parte de la alimentación de orcas.