Niños para abrazar, que canten o reciten ante multitudes, banderas e insultos de lado y lado condimentan el atípico potaje de la precampaña en Venezuela.
Como en la guerra o en el amor, todo se vale para que el presidente (e) Nicolás Maduro, y el opositor Henrique Capriles conquisten votos.
Con los tiempos reducidos desde que el 9 de marzo el Consejo Nacional Electoral (CNE) convocó a unas elecciones anticipadas, la norma que regula estos procesos parece la principal damnificada cuando de buscar el favor del pueblo se trata.
Los prohibidos símbolos patrios en gorras y atuendos o las tampoco permitidas imágenes, sonido o presencia de niños han aparecido en actos de precampaña, a pesar de que la normativa impide la propaganda fuera del lapso de campaña. Con el tricolor nacional en el cuello o una chaqueta con los colores patrios, Maduro encabeza actos en los que se presenta como el "hijo de Chávez" y promete una "paliza" a Henrique Capriles, quien, a su vez, luce en sus encuentros con seguidores una gorra con los colores de la bandera.