Con esto quiero decir que mi criterio tal vez no sea muy objetivo que digamos. He visto “Qué tan lejos” más de una vez y me encanta que esté funcionando tan bien, que haya tanta gente que se sienta conectada con la historia, que se la considere un éxito y, sobre todo, me encanta que tenga muchos enemigos, eso demuestra que vale la pena. Su estreno en Quito fue hace varios meses y todavía sigue en la cartelera capitalina con dos funciones diarias. A todos estos factores los llamo “El fenómeno Hermida”.   • “Qué tan lejos” es lo que, en rigor, se llama “Road Movie”, una película de carretera en la que importa más el viaje que el destino. Y en esto la película funciona. Esperanza y Tristeza, los personajes principales, parten desde Quito y llegan a Cuena siendo personas distintas, el viaje las ha cambiado, para bien o para mal, mucho o poco, pero las ha cambiado; después de la película las vidas de ambas no serán las misas y esa es una buena señal. El cuadro general es el siguiente: una española que ronda los treinta en su primera visita al Ecuador y una quiteña que apenas pasa de los veinte y se ha propuesto llegar, a como de lugar, hasta Cuenca para impedir el matrimonio de su ex novio. Las conjeturas son obvias. La española está maravillada con el tercer mundo y la quiteña, de corte intelectual y algo engreída, reniega de su tierra a más no poder. Sin embargo, la película salta el estereotipo y hace que su trama supere lo predecible. A lo largo de la ruta, Esperanza y Tristeza empiezan a conocerse, a confesarse cosas, a quererse y a odiarse. Lo más importante de todo esto es que los personajes crean una relación con el público. Para darle aire a la cosa, están dos personajes secundarios bastante asequibles, Jesús y Andrés “el aniñado”. Jesús es la figura sabia, un tipo descomplicado que aporta con viveza, que da lecciones que no saben a sermón. Andrés tiene mucho color, es mi personaje favorito, está muy bien construido y aunque roza el límite entre lo real y lo ridículo de la clase alta de la sierra, salva en todas sus líneas de diálogo. El cantante Fausto Miño, que interpreta a Andrés, lo hace de forma natural y consigue vendernos el cuento.   • Entiendo que la película ha funcionado mejor en la costa que en la sierra por razones que saltan a la vista. Igual, creo que es un proyecto que sin ser patriotero encuentra mucho de lo que hay en el Ecuador actual.