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Alex Quiñónez, ecuatoriano símbolo
Alex Quiñónez, ecuatoriano símbolo
Por: Enrique Delgado Coppiano

Sábado 18 Agosto 2012 | 00:00

Tenía que ser de Esmeraldas, tierra bravía de ancestros libertarios. Este compatriota, que en días anteriores logró unir en un solo haz de corazones a todo el Ecuador: el 9 de agosto de 2012, a las 14:H48 horas, millones de hombres y mujeres del país ecuatorial mirábamos anhelantes la TV, directa desde Londres – Reino Unido-, para juntos vivar a nuestro representante, que se ganó un puesto de honor entre los ocho seres más veloces del planeta en la prueba atlética de los 200 metros planos, con la élite mundial de la especialidad. Él es Alex Quiñónez.

 

Pero este derecho es el resultado de la pasión convertida en mente y músculos por amor a la competencia, al perfeccionamiento de emotivas ansias de superación de un ser humano, sencillo, humilde, sacrificado, con voluntad de acero; un ecuatoriano que dejó atrás todos los obstáculos y se entregó a un ideal sublime: lograr a través del deporte días mejores para su familia, núcleo al que ama por sobre todas las cosas.
Alex Quiñónez,  de niño  inquieto y juguetón pasa a ser un joven voluntario, decidido, laborioso y responsable. El atletismo es su mundo, pero también hay que ganar el pan de cada día, si no hay auspicios. Y Alex trabaja y entrena, sus manos se dedican a la albañilería; y le saca tiempo a la obligación laboral para seguir corriendo. Algún momento lo hace remplazando con cartones las suelas de los zapatos, que ya no sirven  más, pero él sigue devorando distancias. Sobresale, se lo toma en serio por sus marcas para representarnos, se le pide más tiempo para el entrenamiento, él lo da todo, el apoyo que recibe es insuficiente pero sigue altivamente compitiendo. Es un verdadero ejemplo de tesón y sacrificio para niños y jóvenes; así gana competencias y también cariño y respeto de quienes lo entrenan, de los que lo conocen. Él sigue siendo afable, cortés, irradia simpatías y gesta aprecios; es ya un ídolo al tiempo que adquiere mejor estado físico y emocional, surge el excelso atleta. Así llega a Londres, lo ha dicho,  a su arribo se sintió solo, más no se amilanó: “voy  a triunfar” se decía. Y llegó a la pista, ahí demostró el fruto de sus experiencias; en la primera eliminatoria ganó inclusive a Usain Bolt, el humano más veloz de la tierra y en la final se consagró como el número siete del mundo. Regresa al país con la valiosa medalla de la dignidad del Ecuador.  Está invitado a varios certámenes internacionales, el pueblo pide que se le otorgue por parte del Estado todo el apoyo: económico, médico, técnico, psíquico. Es un diamante que hay que tallar  para que refulja el Ecuador con él por todo el orbe. . <
 
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