El último informe del Banco Central Europeo proyecta nuevas sombras sobre el futuro de la zona euro y advierte de que los países acogidos a programas de asistencia financiera, entre los que incluye a España, deberán insistir en sus esfuerzos por aumentar la productividad por la vía de la reducción de salarios.
La entidad elogia, asimismo, la reforma laboral, que hubiera detenido la hemorragia de puestos de trabajo de haberse aplicado antes. Pienso que el BCE no puede ejercer de simple observador. Es hora de que se implique de lleno en la corrección de las anomalías financieras que nos ahogan. Según tengo entendido, el de los EE.UU. lo hace siempre que es necesario. Creo que no puede seguir siendo un observador indiferente.