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Más propaganda, menos información
Más propaganda, menos información
Por: Ricardo Trotti
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Martes 07 Agosto 2012 | 00:00

Si en algo se asemejan cada vez más los gobiernos de Cristina de Kirchner, Rafael Correa y Hugo Chávez es en la aplicación de estrategias de comunicación, en las que prima un descomunal y costoso aparato de propaganda, así como un arbitrario control de la información oficial.

 

Contrario a principios constitucionales que imponen a los gobiernos límites en materia de propaganda y demandan transparencia en el manejo de la información pública, Chávez, por ejemplo, hace caso omiso que debe informar en forma “veraz y oportuna” del cáncer que lo aqueja; Correa crea medios de comunicación que no usa como públicos y la presidenta Kirchner utiliza cadenas obligatorias en radio y televisión para hacer anuncios que, a veces, son de dudosa urgencia y relevancia.
Aún peor, tanto en Venezuela como en Argentina los gobiernos se niegan a promulgar leyes de acceso a la información pública que existen en casi toda América Latina, mientras que en Ecuador esa legislación que obliga al Estado a ser transparente quedará eliminada cuando se apruebe la Ley de Comunicación, que impone ética y restricciones a medios privados, olvidándose de los públicos.
El texto legal ecuatoriano tiene similitudes a las leyes de medios creadas por Chávez y Kirchner, que han servido para limitar las funciones de la prensa privada, crear medios públicos y programas periodísticos adictos al gobierno, en los que se potencia la polarización ideológica y la confrontación de clases.
Chávez, Kirchner y Correa enmascaran la creación de monopolios estatales informativos, con sus críticas continuas a los oligopolios privados, a los que descalifican por mercantilistas, corruptos y mentirosos. Sin embargo, la experiencia demuestra que las empresas privadas suelen fomentar la innovación y crear competencia y empleos; mientras que las empresas públicas, salvo algunas excepciones latinoamericanas, son caldo de cultivo para el nepotismo, la corrupción y el despilfarro económico.
Correa acaba de incrementar su arremetida contra los medios privados pidiendo a sus ministros que no les ofrezcan entrevistas ni publicidad oficial. Una política del garrote contra medios críticos que hizo oficial el 28 de julio, pero que practica desde el comienzo de su presidencia. Armas, también, habituales que se utilizan en Bolivia, Nicaragua, Venezuela y Argentina.
La estrategia de Kirchner, Correa y Chávez es prodigar insultos a los medios independientes, acusándolos de mentir o no cubrir las “buenas noticias”. Así se eximen de dar conferencias de prensa, justificando dar mensajes por Twitter, en actos públicos y a través de cadenas obligatorias que han sido desnaturalizadas de su propósito original.
No hay que confundir. El uso moderado de la propaganda es bueno y necesario. El problema es cuando los gobiernos abusan de ella en detrimento de su responsabilidad a informar en forma veraz y transparente. Puede que de inmediato obtengan rédito político y electoral, pero a largo plazo, el abuso conlleva al deterioro de la democracia.
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