La joven deportista de 16 años, nacida en la ciudad de Hangzhou, es una más entre todos los deportistas chinos descubiertos en las escuelas públicas del país asiático. 

Cuando ella tenía seis años, un maestro se dio cuenta de que la niña tenía unas manos y unos pies grandes para su edad y fue quien le recomendó dedicarse a la natación. Hoy, Shiwen calza 41 y eso que no ha terminado de desarrollarse.

Tras la consecución de las dos preseas doradas en Londres, Shiwen asegura que su éxito se debe a un método científico de trabajo y que tiene margen de mejora.

 

 defensa. Ante los rumores de dopaje, tanto sus compatriotas como ella ya han salido a desmentir los dichos que apuntan a que Shiwen habría podido consumir alguna sustancia que le diera ventaja sobre sus competidores. En su país, los internautas han convertido la red en un lugar para defender la inocencia de Ye, asegurando que su marca estratosférica -hubiese sido medalla en la final masculina de haberla disputado- no se debe a otra cosa que a su duro trabajo.