Así es, como presidenta del Ecuador no dudaría afrontar la crisis invernal del sector agropecuario en la costa. Otorgaría medidas útiles a los agricultores: dispondría que el BNF condone las deudas para aquellos que han superado el 70% de pago, para los que han perdido todo dispondría un bono no reembolsable de $5.000,00; ampliaría los plazos en 3 años más para los que no han llegado al 70% de pago, y reduciría el interés al 3% anual. Les entregaría directamente insumos agrícolas para cosechas de corto plazo y les daría asistencia técnica especializada en cultivos.

El sector agrícola en nuestras región costa siempre ha estado en emergencia, no sólo invernal ni por temporadas, no tiene apoyo técnico ni industrializado. Los sembríos y cosechas siguen siendo rudimentarios, necesita tecnología moderna y adecuada a las condiciones locales. No es lo mismo obtener mote en la región sierra que obtener arroz en la región costa. La indiferencia de siempre al sector agrícola en las regiones costa-sierra es indignante. Si el Estado interviniera directamente, incorporando responsabilidad social, humana, capacitación, asistencia tecnológica y más, la producción agrícola nacional sería uno de los primeros rubros en la economía nacional.
Como presidenta atendería al sector agrícola costa-sierra de urgencia, incorporaría a la mesa de planificación y trabajo nacional a campesinos e indígenas. Respetaría sus posiciones ancestrales, históricas y costumbristas, tienen identidad y cultura propia. No despreciaría una sola sugerencia, ideas, ni propuestas, el respeto sería la base del diálogo.
Desde hace años he escuchado de la famosa “reforma agraria” que no ha reformado nada, sólo de nombre, y a los tremendos litigios legales que en ella se ejecutan. Nada nueva esta historia, aquí está la reforma agraría: cruel , real y antihistórica.
No permitiría entonces, como presidenta, ni el atropello jurídico, ni el abandono nacional al sector más próspero de la economía ecuatoriana. En la producción que genere el sector costa-sierra, está la riqueza económica de ellos y de todos los ecuatorianos. El Ecuador sería el país sudamericano más próspero en agrícultura nacional y de exportación. Los habitantes agrícolas de costa-sierra serían los grandes industriales.
Como presidenta, haría de la agrículta el soporte económico nacional más seguro de nuestra economía, no pestañaría hasta tecnificarlo e industrializarlo. No es difícil, no es imposible, sólo hay que empezar. Disculpen por pensar que sí lo podría conseguir siendo Presidenta del Ecuador, es sólo un ejercicio de amor a mi país el que me hace inspirar, decir una realidad posible de conseguir y una ilusión fácil de obtener.<