Los movimientos y luchas que las mujeres han tenido que pasar, con el fin de ser consideradas y respetadas, no han sido en vano, se ha obtenido grandes logros, entre ellos la resolución 32/142, en donde se convocó a todos los países a que proclamaran, de acuerdo con sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

Ya lo decía el poeta español Pedro Calderón de la Barca, “¡Venciste Mujer con no dejarte vencer!”, pues no ha sido fácil lograrlo en una sociedad donde se dijo por siglos que a quien Dios quiso, varón lo hizo. Sin embargo, actualmente, algunas mujeres ya gozan de mayores derechos, aunque aún falte mucho por hacer. A partir de sus manifestaciones, las Naciones Unidas han emprendido iniciativas para mejorar la condición de las mujeres, dentro de un marco jurídico internacional que promueva y garantice la igualdad, aunque sólo sea en teoría, ya que la lucha aún no termina.

Conozco mujeres que dicen no trabajar, a lo que yo respondo con mi acostumbrado tono correctivo, lo que no tienes es un sueldo, puesto que al dirigir una casa y una familia trabajas más que tu esposo, quien luego de una jornada de trabajo, llega a ti para que lo atiendas o para volver a salir de deportes o de farra con sus amigos; tú crees no tener el mismo derecho porque no recibes un reconocimiento económico semanal, quincenal, o mensual.

Esta fecha importante para nosotras, no quiero dejarla pasar sin dar mi reconocimiento y admiración, a todas aquellas mujeres en todo el mundo, que día a día con su participación en casa, en el trabajo, con su familia y en la sociedad, se demuestran a sí mismas y al mundo que tienen la fuerza, decisión y carácter para formar parte de un mundo más humanizado e igualitario para todos.

Si hay mujeres en tu casa, no te permitas pasar por alto tu admiración y agradecimiento con un detalle, que por muy sencillo que sea, represente tu respeto, apoyo y atención, recordando que naciste de una mujer que dio todo por ti, aún en las peores circunstancias por las que le tocó pasar, ya que a decir de Amado Nervo, la mujer tiene el encanto de conocer siempre el secreto de Dios.