En el evento realizado en Montecriti, al referirse a los índices de iniquidad del agro, se cuestionó los  bajos niveles de productividad, en gran medida motivados por el escaso uso de semillas certificadas, lo cual, siendo cierto, no es la única causa para esa reducción, porque subsisten varios factores, entre los que conviene destacar el déficit en el uso de fertilizantes; aun cuando se ha aplaudido la eficacia del programa de entrega de urea subsidiada, que se aproxima a los cinco años de exitosa ejecución, hemos de señalar que no es suficiente la nutrición nitrogenada, sino que debe ir acompañada de la adición de potasio, que conjuntamente con el fósforo son los elementos esenciales para la subsistencia productiva de los campos cultivados. Sería conveniente, para revertir los exiguos rendimientos, una adecuada fertilización potásica dirigida a todas las siembras, en condiciones similares a la que se ha venido desarrollando respecto del nitrógeno, con la distribución de urea.

De otro lado, ensayos agronómicos serios han concluido que la sola incorporación de úrea resulta inconveniente, entre otras consecuencias, por el aumento de los problemas de acidificación, que contribuye a la degradación de los suelos, factor que analizó el Presidente de la República, al proclamar su recuperación en los próximos e inmediatos planes de desarrollo agrícola, por lo que se justifica una vez más la inclusión de otros nutrimentos, como el potasio, en el masivo uso de mejoradores de tierras, entregándolos inclusive a precios que estimulen su inmediata popularización.

La fuente más conocida de este elemento es el cloruro o muriato de potasio, con un contenido de 60%, importado en su totalidad, proveniente de grandes yacimientos de Canadá, Estados Unidos y ahora con gran suceso, por su cantidad y pureza, de Bielorrusia, nación dispuesta a profundizar relaciones comerciales con Ecuador, con énfasis agropecuario, que no se debe desaprovechar.. <