Con ello, cambia el modelo de comercialización de minutos que ponía límites a las recargas celulares de 1 a 30 días según el valor de la tarjeta, el pin o saldo electrónico que se compraba.
Si bien la medida supone un beneficio, el concepto de “ilimitado” solo aplica a las recargas pagadas por los usuarios, pues los saldos que provengan de promociones o bonos adicionales se sujetarán a las condiciones y tiempos que establezcan las propias operadoras.
En este último caso, los minutos regalados o gratuitos de las promociones se consumirán primero, antes de que el saldo de la recarga pagada por el cliente. Hasta ayer eso funcionaba de manera inversa.
Además, los usuarios deberán considerar que para que el saldo se encuentre disponible, como lo plantea el Conatel, deberán mantener la línea ‘activa’. Eso implica que deberá registrar un evento tasable (como llamadas o mensajes) en los últimos 90 días.
Ayer, el secretario nacional de Telecomunicaciones, Rubén León, precisó en un comunicado enviado a este Diario que el derecho de las recargas ilimitadas no se debe restringir a que la línea esté empadronada, como lo anticipó una operadora, al adjuntar este parámetro al de la línea activa.