Treinta dólares mensuales por tener facturero, treinta dólares por renovar la cédula, cincuenta dólares por un “matricidio”, impuestos por tener rótulos, aumento del impuesto predial, impuesto por seguridad ciudadana entre otros, impuestos dedicados para todos:... con infinito amor. Bien dice el pueblo que: " hay amores que matan”, pero el más creativo impuesto del 2011, según mi criterio, es el “impuesto a la vaca”, por el que, desesperados campesinos especialmente pobres se niegan a “aretéar” a su ganado a pesar del rumor propagado de que, ¡si los ganados no tienen el arete que obliga el gobierno, este no autoriza ni que se los coman!, según decía un cómico hombre que a mi parecer por su palidez, hablaba en serio.
Impuestos y más impuestos , ¿por qué?, si en las “cadenas de televisión” y los sábados he visto y escuchado que “la revolución ciudadana avanza”, y también he visto cómo estas frases y slogans hacen vibrar a sus seguidores, quienes con la lengua entre los labios, los ojos estúpidos y con toda la boca abierta desatan una ¡alegría bestial! ¿Es realidad la auto elogiada revolución ciudadana?, a mi criterio, no, pues yo no me alegro por los impuestos, la carestía de la vida, la carencia de fuentes de trabajo, la inseguridad.
Por inicio de año pongo mis palabras al fuego, pero siento que es ¿el temor?, la ¿fe ciega? o tal vez el abandono que hemos hecho “al espíritu de Espejo”, de “Montalvo” lo que no nos permite reaccionar.
Nuestros antepasados nos liberaron de las “cadenas”, yo no puedo ni con las “cadenas nacionales”.Pero tranquilos,“la verdad espera, sólo la mentira tiene prisa”, decía el poeta rumano Alexandru Vlahuta.
Desde luego “la verdad” no llegara a nuestros correo electrónicos, sino tendremos que buscarla, como buscamos el pan nuestro de cada día, la paz, el amor la alegría, la esperanza. Aunque en esta vida, estimados lectores, no hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos.