Actualizado hace: 937 días 16 horas 23 minutos
Se venden vehículos como pan caliente
Se venden vehículos como pan caliente
Por: Walter Andrade
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Lunes 11 Julio 2011 | 00:00

Hace algún tiempo leí que en una encuesta sobre las prioridades humanas de un consumidor con cierto nivel de ingresos, lo que ocupaba el primer lugar era la adquisición de un vehículo. Ni siquiera la salud, que se podría suponer debería ser lo primordial pues sin salud no se puede hacer nada, lo supera.

Es que aunque parezca extraño, en ciertos tramos de la vida, la buena salud se la da por sentada Pero es más, ni siquiera la educación que junto con la salud, debería ser la prioridad, rebasa en importancia a la adquisición de un vehículo. En otras palabras el resultado resalta que un consumidor en el momento que comienza a gozar de ciertos ingresos, y esto puede ocurrir a muy temprana edad, en lo primero que piensa es en comprar un vehículo.  Y la gente compra vehículos como si todas las fábricas se fueran a cerrar mañana.
Todo esto ocurre en un país como en el Ecuador que está registrado como pobre en las estadísticas. En  el  primer mundo donde la población disfruta de cierto estándar  de vida y con cualquier nivel de ingresos, por bajo que sea, se pueden satisfacer las necesidades básicas, como que es coherente que los vehículos se vendan como pan caliente. Pero en el Ecuador donde estamos aún con serios déficits  en áreas fundamentales para el desarrollo de un país, como educación, salud, producción,  lo que se ve – cantidades increíbles de vehículos en las calles -  no parece lógico.  Y es tan cierto éste fenómeno que de acuerdo a reportes últimos las ventas de vehículos en el primer semestre del 2011 supera en 20% a las que se realizaron en el mismo periodo del año anterior. Acabo de leer que se han vendido 68.649 unidades en este periodo, una cantidad que hace presagiar que los negocios de venta de combustibles, de repuestos, de mantenimiento de vehículos estarán en auge en los años por venir.
Pero el gobierno sabe que importar vehículos representa, en esencia, una fuga importante de dólares, fuga que en un país dolarizado puede dejar huellas dolorosas. Pero comprar es  ejercer la libertad de comprar de los ciudadanos que en teoría no se debe conculcar. Ante este dilema ¿qué se puede hacer? Quizás lo mejor sería que el gobierno se empeñe en hacer producir más a la economía y la prioridad uno sea, MAS PRODUCCION. Entonces con los dólares así generados, vendiendo más,  que cada uno los gaste en lo que quiera sin poner en peligro la dolarización. <

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