Rafael Correa, en su calidad de Presidente electo, acaba de dar dos golpes directos al mentón de la burocracia: el primero es el anuncio del recorte a su sueldo y por consiguiente al de todos esos burócratas que hoy, sin gota de compasión por el Estado y sus mil necesidades, exprimen el presupuesto nacional ganando salarios que ofenden a la pobreza de todos y el segundo es la decisión, hasta donde sus facultades lo permitan y si no lo puede hacer promover la reforma legal que lo haga viable, de reducir el tamaño del Banco Central, la cueva dorada de la burocracia.