¡Siempre nos hemos conformado con creer que al depositar nuestro voto termina nuestra responsabilidad y de ahí en adelante nos dedicamos a criticar lo que hace el nuevo gobierno! Y bajo ninguna circunstancia tomamos partido en la solución de los problemas. Hoy la realidad nacional es agobiante y se hace imperativo que los ciudadanos ecuatorianos estemos alerta de que el gobierno atienda a las 22 provincias que conforman el país; que si no puede cumplir con todas sus ofertas de campaña, por lo menos ponga en su agenda las obras prioritarias de los 219 cantones de nuestra patria. Así mismo, se habló mucho de reformas políticas profundas, creo que hay que realizarlas en bien de la credibilidad del Ecuador. Atrás quedó la tarima, el discurso demagogo, el ofrecimiento exagerado, las mentiras disfrazadas de esperanza; hoy es el turno de la realidad que vivimos: desempleo, hambre, iliquidez, es el momento de trabajar juntos por un nuevo país. Los poderes: Legislativo, Judicial y Ejecutivo; deben dialogar frontalmente y sin banderas políticas, despojarse de resentimientos, falsos orgullos y enarbolar la bandera de la democracia y justicia para sentirnos verdaderamente representados por nuestras autoridades y convencernos de que nuestro voto ha sido dignificado. Ya no queremos golpes de Estado, hoy exigimos que el nuevo Presidente y su gabinete cumplan cuatro años en el poder, y que todos los ecuatorianos nos convirtamos en asesores gubernamentales para de esta manera fortalecer y cuidar el sistema democrático del país.