Quiero dejar por escrito y públicamente mi protesta, por la injusticia, el atropello y abuso del poder cometido contra una empresa auténticamente manabita y que fue forjándose paso a paso, lentamente, y ha subido escalón por escalón, innovando sistemas de seguro para los usuarios, servicio de solo sentado y ejecutivo, donde realmente se viaja cómodamente.
Por principio de lealtad y gratitud debo respaldar a la empresa en la que fui y soy usuario permanente, pero debo recordar que en la década del 70 al 80, durante mi vida estudiantil universitaria en Guayaquil, siempre ocupé este servicio de Reina del Camino y nunca tuvimos inconvenientes o accidentes de magnitud, pese a que en épocas de fiestas naturalmente venían abarrotadas de pasajeros, y las veces que protesté, como hasta ahora protesto.
Pero son los usuarios o pasajeros los que me han endilgado epítetos, como el de aniñado, egoísta y ahora pelucón, en el lenguaje burdo del correísmo. Me han mandando a que me compre carro propio para que viaje solo, y siempre han apelado al derecho a viajar porque todos tienen familias y quieren pasar en su terruño las diferentes fiestas; pero no se han dado cuenta del peligro y riesgo que se corre viajando con exceso de pasajeros.
Son muy pocos los pasajeros que prefieren esperar y viajar cómodamente en un transporte público, esto ocurre incluso en los buses urbanos.
Todos nos preguntamos, ¿y el control policial de Quito a El Carmen? Es, ha sido y será nulo; por lo tanto ¿quiénes son los responsables de la tragedia de Navidad 2010: la Policía, los usuarios? ¿Por qué se sanciona solo a la empresa Reina del Camino? Hubo otros accidentes de otras empresas, ¿se ha actuado en contra de esas empresas? ¡Cómo se ha tratado a Reina del Camino, es inaudito!
Todo es contra los manabitas. En años anteriores se murieron neonatos en el hospital de Chone y en un acto criminal y de lesa humanidad se lo clausuró, dejando desprotegido a todo un sector de Manabí.
El poder económico y político del Ecuador actual cree que puede hacer y deshacer con Manabí y los manabitas, sus instituciones como el CRM y otras han desaparecido con el pretexto de robos y latrocinios; pregunto: ¿en Quito y Guayaquil no hay ladrones de levita? Los hay y en progresión geométrica.
¿Hasta cuándo Manabí soportará estos atropellos, estas injusticias, estos abusos de poder? El pueblo tiene la respuesta. Sin duda alguna, a los familiares de las víctimas de aquel accidente y de los neonatos del hospital mi solidaridad y mis condolencias. Que se haga justicia, pero que no se abuse del poder, que es efímero y que tendremos que responder por nuestros actos ante la historia y ante la ley.