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Fernando Macías Pinargote
Ante la tarea de gobernar

Como lo anunciara en su campaña electoral, la administración del Presidente Correa parece arrumbarse hacia una práctica política que se caracterizará por una profunda intervención del Estado en la economía.

Sábado 09 Diciembre 2006 | 21:40

Dada la bonanza fiscal sin precedentes que recibirá el nuevo gobierno, todo hace pensar que volveremos a ser testigos de ejercicios de reactivación de la economía a través del gasto público. No habría que esperar mucho por la inyección de circulante mediante contratos de construcción, programas de asistencia social, micro – créditos y otras herramientas útiles a tal objetivo. Antaño, tales experimentos desembocaron en crecimiento de la burocracia, gasto público abundante y poco eficaz, clientelismo, corrupción e inflación. Hoy, recordar las precauciones necesarias para evitar un nuevo fracaso del modelo es tarea oportuna. Y es que, desde siempre, el gasto fiscal fue como el árbol que nació torcido. La obra pública ha sido casi siempre mal focalizada, dolosamente contratada, pobremente construida y muy mal administrada. Los servicios públicos, mientras tanto, han sido una obligación mal cumplida por una mayoría de empleados que, pobremente motivados, han vegetado alrededor de fugaces jefes, que allá, en las alturas quiteñas, administran sus agendas de coyuntura obsesionados por su supervivencia. En este contexto, pregunto, como lo vengo preguntando a cada uno de nuestros últimos presidentes: cuenta el Presidente acaso con esos 150 gerentes públicos capaces de romper con el círculo de intereses que está tejido alrededor de todas las instituciones de gobierno? Tiene listo ese escuadrón élite que con honestidad, preparación y liderazgo volcará sus esfuerzos y facultades en estrategias de alto impacto en los objetivos nacionales? Podrán ellos acometer con éxito el cambio radical que necesitan las anquilosadas instituciones que dirigirán? Vencerán la pesada inercia burocrática que impregna de inmovilismo todo lo que toca? Las preguntas aún no tienen respuesta. Sin cuadros probos, el gobierno que se inicia corre con el riesgo de hacer más de lo mismo. Desaprovecharía la mejor posición financiera que haya tenido gobierno alguno para atacar la pobreza y la desigualdad con buenas posibilidades de hacerles mella. El país, sufriría el agravante que, cuando pase la reciente ola de altos precios del petróleo, el gasto público habría llegado a niveles siderales y el ajuste hacia abajo sería sumamente cruento. En esta situación, no caben equivocaciones. Que, el nuevo Presidente tenga una clara y acertada visión sobre el desarrollo nacional. Que parta de los paradigmas correctos para llegar a ella. Que cuente con lugartenientes capaces de conducir en todos los frentes la construcción de esta visión. Que los ecuatorianos no juguemos una vez más al contubernio para desangrar al Ecuador con privilegios particulares.
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