Lo peor no ha pasado, porque continúan las lluvias torrenciales que amenazan con anegar miles de hogares en las próximas 48 horas. La jefa del Gobierno de Queensland, Anna Bligh, señaló que la declaración del estado catastrófico concede a las autoridades el poder que necesitaban para ordenar evacuaciones, con la finalidad de proteger el mayor número posible de vidas y propiedades, y afrontar las subidas de los niveles de las inundaciones en los próximos días.

Víctimas. La última víctima mortal es un niño de cuatro años que pereció ahogado ayer tras caer del barco en el que era conducido a un lugar seguro, en localidad de Marburg.
También una madre y su hijo murieron el lunes dentro de un automóvil en el centro de Toowoomba, a 125 kilómetros al oeste de Brisbane.  La mayor parte de los desaparecidos, unas 59 personas, incluidas familias enteras, se encontraban en el valle del río Lockyer cuando fue atravesado por una tromba de agua, que en algunos lugares alcanzó ocho metros de altura, el lunes. Estas son las peores lluvias que se recuerden en la historia de Australia.
El Gobierno ha desembolsado hasta la fecha cuatro millones de dólares para ayudar a los 200.000 damnificados y ha aprobado un fondo especial de casi 77 millones de dólares para las administraciones municipales. <