Con reservas porque, si bien la tragedia conmovió al país, la lógica y el procedimiento legal demandaban primero una investigación de las causales para que, una vez conocidas, los organismos respectivos dispongan las medidas correctivas pertinentes.
Porque el lamentable suceso forma parte de los riesgos de accidentes que siempre están presentes en las carreteras, como había sucedido pocos días antes en una provincia de la Sierra con gran cantidad de muertos y como posteriormente han seguido presentándose, lo que indica que en ellos concurre una serie de factores que incluye a otras instituciones como la misma CNT y la Policía Nacional.
Sin embargo, en esta ocasión, en pronunciamiento precipitado y hasta demagógico para muchos, el principal de la CNT ordena paralizar el viaje de los vehículos en época en la que la demanda de transporte era muy alta, causando una gran confusión, pérdidas económicas altas  y graves problemas para el traslado de miles de personas que usan las rutas de Reina del Camino.
Y al parecer se ha procedido como con dedicatoria para esta empresa manabita, ejemplo de desarrollo y generadora de fuentes de trabajo, con unidades renovadas hace poco tiempo, porque se desconoce que anteriormente se haya aplicado esta extrema medida, lo que es criticable y condenable. Y mucho más que aún se mantenga la suspensión.
El progreso de una nación no se lo hace con medidas exhibicionistas que, si bien pueden tener su razón de ser en un momento dado, la prolongación de las mismas las convierte en injusticia, como está sucediendo en el presente caso.