Yaritza Lisbeth Reyes Zambrano, de 11 años, quedó huérfana de un momento a otro. Su vida cambió drásticamente. Aquel entorno urbano de San Carlos, en Quito, fue reemplazado por el paisaje rural de la tierra manabita.
Ella habita la casa de Mercedes Alcívar, la hermana de su mamá, y de Miguel Cuzme, ahora sus padres putativos.
Y tiene dos nuevas hermanas, las hijas de la pareja: Melani y Dulce María, quienes contribuyen con dibujarle sonrisas en el rostro de Yaritza.
Pero ella necesita de un soporte psicológico profesional.
Familiares dijeron que un grupo del Instituto del Niño y la Familia (Infa) estuvo visitándola, pero no ha vuelto.
Magdalena Chonlong, del Infa, señaló que en estos días empezará la asistencia psicológica para los huérfanos. Además están Gustavo Marquínez y Angy Moreira, quienes perdieron padre, madre y hermana cada uno; mientras, a Antony Alcívar se le murió la mamá y la hermanita, sólo le queda su papá.

Rescatistas. William Mera, mayor del Cuerpo de Bomberos, comentó que los rescatistas que participaron en este accidente necesitan de apoyo psicológico.
Él lo sabe porque lo vivió en carne propia en el fenómeno de El Niño a finales de la década de los 90. Participó en los rescates de los deslaves de Río Caña y Las Guaijas, en Santa Ana, donde  hubo más de una veintena de muertos.
Recuerda que en un incendio en Calderón, a un voluntario le tocó sacar el cuerpo calcinado de un niño y ubicarlo sobre el de su madre fallecida.
Cuando se iban le faltaba ese bombero, a lo que fue a buscarlo  lo encontró llorando desconsoladamente.<