A poco de emitida la nueva Ley de Tránsito no faltó quien observara algo de temor en los choferes del país, más que la normal cautela que debe tener todo buen ciudadano, exista o no una ley dura. Fue una percepción equivocada, o los choferes vieron difícil su aplicación.
Desde entonces han sucedido accidentes que muestran poco o ningún cambio en la actitud de quienes manejan un vehículo, que bien puede ser una máquina de muerte. El último pesar fue el del bus en que perecieron 38 personas y dejó más de cuarenta heridos, la mayoría de una misma población, que troncó la esperada felicidad de estas fechas en llantos desesperados. El chofer casi dobló la capacidad del bus y le costó a él mismo la vida, marchándose de una manera horrorosa.
Una pena así no se borra jamás, tampoco se va a curar fácilmente otro trauma para los ecuatorianos, todavía conmocionados por el crimen del chofer que mató a 17 personas en la vía Perimetral de Guayaquil cuando en estado de embriaguez, o semi embriaguez - para el caso da igual- dormido arrasó con los que estuvieron en tan desventurado momento a la orilla del camino.
En un caso así no puede juzgarse como atenuante la falta de intención. Beber cuando se va a conducir puede ocasionar un mal llamado accidente, pues accidente es lo que no se puede prever. Después de esa tragedia, el Presidente Correa culpó a quienes se opusieron a una ley rigurosa, que ante la irresponsabilidad mostrada en cada uno de estos sucesos se ha vuelto prioritaria.
Pasar una luz roja de hecho debe estar tipificado como “intento de homicidio” y quizás un poco más leve el arrollamiento por no bajar la velocidad al virar en las esquinas. Si al menos ahora se ha aplicado una sanción ejemplar como la impuesta a Reina del Camino, existe otra cooperativa que también ha ocasionado decenas de muertes en total, así continúa como Pedro en el patio de su casa corriendo por las vías manabitas y hasta fuera de la provincia. En general y en todo el país, sería más breve la lista de las empresas algo respetuosas que aquellas que provocan pánico no solamente a sus resignados usuarios, sino a quienes se encuentren con ellas.
Frecuentemente surgen encomiables campañas para educar al peatón. En Manta se construyó un paso elevado pero algunos apurados siguen arriesgando la vida. Aún así, mayor culpabilidad existe en los conductores que cometen infracciones graves frente a la misma Policía. Observe el paso cebra junto a la Eapam y verá que nadie por lo menos aminora la velocidad. Una cuadra más allá, en la calle 7, el lunes 27 de diciembre vi un bus pasando el semáforo en rojo. Entonces, si el peatón para salvaguardar su vida cruza en media cuadra la culpa está en la falta de sanción para estos choferes asesinos.