Se hacía en un pequeño oratorio, llamado "ad praesepium" en latín ("ante el pesebre", en castellano), situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Esta expresión se debe a que los antiguos romanos denominaban el Canto del Gallo al comienzo del día, a la medianoche, y fue entonces que quedó el nombre de Misa de Gallo a la misa que se celebraba a esta hora. En países de habla hispana esta costumbre está muy arraigada. "Normalmente es una celebración muy apreciada por los feligreses", señala el párroco de la Catedral de Portoviejo, padre Larry Bowen.
Usualmente en la misa se da a besar la imagen del Niño Jesús, que ya es colocado en el pesebre para que los fieles lo veneren.  <