Petardos, camaretas, diablillos, torpedos y un sinnúmero de productos elaborados a base de pólvora tienen en este mes de diciembre un uso mucho más acentuado que en otras festividades, por lo que se pretende controlar su comercialización, regular su utilización y prevenir a la ciudadanía de los peligros por los excesos o la falta de precauciones en su manipulación. Cabe recordar que, en años pasados, la falta de experiencia en el manejo de los denominados juegos pirotécnicos ha causado daños en el físico de quienes lo utilizan o en terceras personas, lamentándose, inclusive, decesos por quemaduras graves. Igualmente, se han presentado tragedias mortales causadas por explosiones en lugares donde comerciantes inescrupulosos han almacenado los explosivos sin tomar las precauciones del caso, ocasionando, también, muertes y daños materiales, que son incrementados por los incendios que suelen producirse. Por tal razón, las charlas que los bomberos están dictando en las escuelas deben ser extendidas al resto de centros educativos como colegios y universidades, considerando que son los jóvenes los más activos y entusiastas en el uso de esta clase de juegos. Igualmente, la policía, en coordinación con la intendencia, tendrá que prestar su contingente en forma eficiente para comisar el material que esté causando riesgos de daños a ciudadanos y bienes materiales, a objeto de prevenir las lamentaciones posteriores. Sin embargo, ninguna de las actividades recomendadas logrará su objetivo si no hay la comprensión y, más aun, la colaboración de la ciudadanía, precisamente a la que están dirigida las medidas cautelares y de protección.