El “grave pero estable” estado de salud de Pinochet, quien cumplió 91 años el pasado 25 de noviembre, tuvo en vilo a jefes políticos y militares (y a periodistas también), quienes desde su ingreso, el domingo último, estudian la mejor forma de tratar el espinoso asunto. La polémica radica en el carácter del entierro que debe tener Pinochet, internado por un infarto del miocardio, mientras siguen pendientes varios juicios por crímenes de lesa humanidad y corrupción. Sus seguidores, elementos de la extrema derecha chilena, insisten en que Pinochet, quien encabezó un sangriento golpe de estado contra el presidente Salvador Allende en 1973, debe contar con honores de ex gobernante y de ex jefe del Ejército. Organizaciones de los derechos humanos, partidos políticos de izquierda, voceros del gobierno, incluyendo a la mandataria, Michelle Bachelet, rechazan la idea de rendirle homenaje a quien tiene tantas y tan graves cuentas pendientes con la justicia. El año pasado, siendo candidata a la presidencia, Bachelet fue categórica al señalar que “a los chilenos los violentaría, y no sólo a mí, rendir honores a una persona involucrada en procesos por violaciones de los derechos humanos y sobre dineros fiscales”. 10 Días Continuará internado en el hospital el ex dictador chileno de 91 años