Una profunda demostración de cariño y de amor propio fue el resultado de la marcha que se desarrollara ayer en Portoviejo organizada por la Universidad San Gregorio, que cumplió con el objetivo propuesto una vez que la gran masa ciudadana desfiló altivamente, manteniéndose dentro del anunciado respeto a todo y a todos.

Despojada de acciones políticas partidistas, los miles de asistentes que llegaron  desde todos los sectores de la ciudad expresaron un solo sentir, una sola voz, una sola aspiración: gritaron avivando al orgullo portovejense, manabita  y ecuatoriano, para contrarrestar con civismo las ofensas de sus detractores y enemigos del desarrollo de la capital manabita.
Sirvió para decirles al gobierno nacional y a sus adláteres en la provincia y el cantón, que su decisión es lograr el desarrollo en base a su propio trabajo, cumpliendo con su deber  pero exigiendo que se respeten sus derechos.
Y se marchó alegremente a pesar de las maniobras obstruccionistas que intentaron restar brillo al acto, como aquella inexplicable decisión de la gobernadora de prohibir que se levante el escenario en una céntrica calle de la ciudad, arguyendo que se obstruiría el tránsito, según denunció el mismo rector de la universidad, quien dijo que aquella consideración que no fue obstáculo cuando en el mismo lugar se festejó, meses atrás, un año más del actual gobierno nacional. Adicional, se sabe que la regulación de ocupación de vías urbanas es competencia municipal.
Sin embargo, el resultado no fue afectado en absoluto, porque la expresión popular, el sentir portovejense fue apoteósico, interpretándose como señal de un despertar de conciencia ciudadana, que puede ser el inicio de nuevas expresiones masivas del portovejense y manabita por la demanda de un trato equitativo y justo a nivel del Ejecutivo.