Un vecino de la vivienda afectada, ubicada en las calles La Esperanza y Salustio Giler, manifestó que el hijo de  Hissela Quintero, un niño de ocho años, llegó a eso de las 20h20 con una olla en las manos pidiéndole que le regale agua para apagar un colchón que se estaba quemando, por lo que asustado, el señor subió apresurado a verificar lo dicho por el menor.
Efectivamente, el cuarto del departamento estaba ardiendo en llamas, por lo que junto a otros vecinos llamaron al Cuerpo de Bomberos, entidad que llegó con los carros motobombas para luego de una hora lograr controlar la situación.
En el momento que los bomberos sofocaban el incendio llegó la arrendataria del departamento mostrando verdadera angustia en su rostro por el riesgo al que estuvo expuesto su hijo y por las cuantiosas pérdidas económicas que sufrió, puesto que gran parte de sus enseres terminaron destruidos.