La Secretaría Nacional de Información, vocera del gobierno nacional, lleva adelante una campaña de desprestigio a los medios de comunicación privados del país, buscando satanizarlos ante la colectividad nacional e internacional.
No ha escatimado esfuerzos ni ocultado intenciones, pues abusando del poder irrumpe en las programaciones regulares con cadenas dedicadas a exaltar la labor del gobierno, atacar a la prensa, al periodismo, a los periodistas no gubernamentales.
Mediante enlaces sabatinos, supuestos a informar a la nación sobre las actividades presidenciales desarrolladas esa semana, descarga denuestos contra toda manifestación contraria a sus propósitos y acciones.
Y en su carrera por tratar de lograr el desprestigio de la prensa, con motivo del campeonato mundial de fútbol, con evidente falta de ética hace uso arbitrario de los dos canales incautados para emitir franjas publicitarias, injuriosas, contra los medios de comunicación independientes.
Si bien el gobierno está en su derecho y obligación de comunicarse con sus ciudadanos, la moral obliga al mandatario a observar respeto a sus mandantes, básico principio de los gobiernos en estado de derecho.
La inobservancia de este precepto universal, primordial en las democracias, indica una lesión a la misma Constitución, que lo establece como factor primordial para la paz.
Sin embargo, la reiteración de las ofensas y la continuidad de la campaña denigrante ratifican la posición que ha optado el gobierno, contrariando a los pedidos de cordura y equilibrio que le han hecho los medios y varios organismos internacionales.
El Diario, preocupado por la sectaria actitud oficial, nuevamente demanda del Ejecutivo una revisión de procedimientos que facilite el entendimiento entre ecuatorianos, civilizada manera de hacer patria.