Actualizado hace: 940 días 9 horas 59 minutos
MONTAJE
Gracias Manabí (O nuestro paso por Tierra Santa)

Mientras grabábamos las últimas escenas en El Matal, la gente del pueblo empezaba a preocuparse. Después de todo, estuvimos allí casi dos semanas y logramos integrarnos a la vida diaria e integrar esa vida a la película. Al vernos empacar, uno de los pescadores me preguntó, ¿cuándo vuelven?, en sus ojos había lo mismo, esperanza y amistad. Me quedé frío, en silencio, sin saber qué decir ni cómo decirlo. Le dije pronto, vendremos a estrenar la película por acá. Y el compromiso quedó sellado.

Lunes 28 Junio 2010 | 00:00


El lunes 21 de junio hicimos una escala en nuestro traslado hacia Manta para rodar una corta pero exigente secuencia, en la gabarra que cruza de San Vicente a Bahía y viceversa. Ese día el actor Carlos Valencia se sumó al equipo. Verlo fue impresionante: han pasado ya diez años desde Ratas… y para este papel le pedimos que se deje el bigote y se rasure la cabeza (a mate, como le dicen). Mientras él ensayaba con el director y los actores, yo pensaba que este reencuentro entre Valencia y Cordero es también una celebración del cine ecuatoriano, una de las pocas y lujosas auto referencias que podemos darnos.
El miércoles 23 apareció en la prensa mantense el siguiente titular: cerrarán tránsito en redondel. Los culpables, claro, fuimos nosotros. La llegada a Manta es un momento clave en la historia, es la primera vez que el personaje principal ve una ciudad y la idea era verlo y sentirlo tan emocionado como un niño. Para eso, decidimos hacer una toma al atardecer desde el bus en el que viaja. Aunque no parezca, la luz de los atardeceres es corta, contábamos con poco tiempo para uno de los encuadres más complicados. Daniel Andrade, el director de fotografía, se sentó sobre una plataforma artesanal que salía por una de las ventanas para que el actor pudiese sacar medio cuerpo por otra y contemplar el Monumento al Atún. Ya verán ustedes la escena. Por lo pronto, puedo decirles que se siente como si estuviésemos llegando a Las Vegas. Yo, por lo menos, jamás había visto a Manta de esa manera.
El viernes 25 nos despedimos de Manabí con una escena en la vía Manta-Crucita. Se escogió un tramo de la carretera poblado de ceibos para que los personajes digan sus diálogos en un auto clásico descapotable que, desde ya, es un ícono de la película. Y así seguimos el camino, con la imagen de El Matal, Manta y los ceibos grabada en el disco duro y protegiéndonos de cualquier virus. Ahora estamos en Guayaquil, donde rodaremos unos días más antes de iniciar el tramo final de la producción en Quito.

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