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LITERATURA
Saramago, nuevo Quijote en búsqueda trascendente

Cuando hasta los que no comparten el pensamiento de alguien lo entienden, defienden y hasta encumbran, es señal de que esa persona resultó especial.

Lunes 21 Junio 2010 | 00:00


Así sucede con José Saramago, el escritor portugués Premio Nobel de Literatura que dejó de existir el viernes en la isla de Lanzarote (Canarias). El sacerdote jesuita Fabricio Alaña, rector del colegio Cristo Rey de Portoviejo, dice que cuando leyó El Evangelio según Jesucristo, tuvo la impresión de que si bien "prescinde de lo religioso, sin embargo admira a Jesús. En esa negación está su búsqueda" de lo trascendente.
"El autor de La balsa de piedra fue poeta antes que novelista de éxito y antes que poeta, pobre. Unido el periodismo a esos otros tres factores (pobreza, poesía y novela) se entenderá la fusión entre preocupación social y exigencia estética que ha marcado la obra del único Premio Nobel de la lengua portuguesa hasta hoy", dice una nota del diario El País de España.

Solía ser crítico
Ayer domingo, el cadáver fue  incinerado en el cementerio lisboeta de Alto de Sao Joao. Se previó que posteriormente sus cenizas se repartan entre su pueblo natal Azinhaga y Lanzarote, junto a un olivo del jardín de su casa.
Ninguna causa que considerara justa le era ajena, y como un Don Quijote moderno salía a defender a los débiles, ya fueran los secuestrados en Colombia, los indígenas de Chiapas o los familiares de desaparecidos en Argentina. Saramago, que se declaraba comunista y pensaba que Marx "nunca había tenido tanta razón" como ahora, no dudó en denunciar a los falsos revolucionarios o a los autoritarios.
"Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no son un movimiento revolucionario", dijo en 2008 al criticar el recurso al secuestro y el narcotráfico.
En 2008 acusó al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de ser "indigno de su propio pasado".
"Entraré en la nada y me disolveré en ella", dijo en el año 2005 al señalar que no le preocupaba morir. Ahora, su obra no sólo no se disuelve, sino que sirve a las futuras generaciones.

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