La actividad, que fue precedida de un cóctel, contó con la presencia del presidente panameño, Ricardo Martinelli, y de su esposa.

Cuarenta modelos desfilaron por la pasarela de las Islas de Atlapa con 61 vestidos marcados por una tendencia clásica y bastante retro, "muy de los años 50", dijo a Efe la encargada de producción del desfile, Marie Claire Fontaine de Bueno.

La mayoría de los trajes, cuatro de ellos de novia, confeccionados con sedas y algodones para lucir de noche, se destacaron por sus motivos florales, estampados, sofisticación y el toque "siempre femenino que maneja Carolina Herrera", señaló Fontaine.

"Es un trabajo para todas las épocas, intemporal, para una mujer  elegante que se puede vestir así y que la vamos a ver a la moda hoy y en diez o en veinte años con esta misma ropa", afirmó.

Brazaletes dorados, sandalias tricolor con tacón en piel, bolsos Matryoshka en marfil y mora, collares discretos y muy pocas pulseras fueron parte de los accesorios que acompañaron las creaciones que la diseñadora exhibió en Panamá, luego de 13 años de ausencia.

La colección de "cocktail y fiesta" para la noche presentada incluyó una muestra reducida de ropa para caballeros.

El Gobierno panameño distinguió ayer a Carolina Herrera con la Condecoración Nacional de la Orden María Ossa de Amador, en el grado de Gran Medalla al Mérito, por sus relevantes méritos y valores humanitarios.

La diseñadora es embajadora de Buena Voluntad de la Institución Intergubernamental para el uso de Micro-algas Spirulina con la Desnutrición y ha recibido diversos reconocimientos internacionales.