La cadena McDonalds cierra este fin de semana sus tres establecimientos de Islandia, los tres en Reykjavik, al no poder hacer frente al aumento de los costes de importación de los ingredientes y por la grave crisis económica que padece el país.
La empresa propietaria de la franquicia de McDonalds reconoce que los ingredientes de los alimentos que servían, importados desde Alemania, se habían encarecido un 18%, una subida, insostenible. De hecho, el Big Mac islandés era ya, en relación a los costes, el más caro del mundo. La hamburguesa icono de McDonalds costaba 650 krona (3,52 euros), pero el incremento del coste iba a situarla en 780 (4,22 euros), un precio demasiado elevado para la crisis económica que padece el país.