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Libertad Regalado E.
Sociedades Politizadas

Civilizaciones antiguas como Grecia y Roma acuñaron el término “político” para referirse a todo ciudadano, es decir a ese individuo que apoyaba y construía la nación; hoy político significa “el que engaña a los ciudadanos”. Mientras esta palabra no vuelva a su denotación natural, poco importa si vivimos en una democracia impuesta por el modelo del socialismo del siglo XXI o una democracia bajo el modelo neoliberal.

Jueves 07 Mayo 2009 | 21:11

Es muy necesaria la toma de decisiones desde el corazón del pueblo, pero de un pueblo que use la razón para resolver los problemas, no un pueblo que se deje dominar por las pasiones hábilmente canalizadas por sus dirigentes. Estamos llevando a politizar en extremo a nuestra sociedad, y esto trae sus consecuencias funestas; los últimos acontecimientos lo están demostrando: todos se creen poseedores de la verdad, tenedores de la última palabra. Para ellos nadie es honesto y ni las instituciones escapan al demérito. Las últimas décadas nos han dejando una pésima enseñanza: la mejor forma de enriquecerse es llegar a ser parte de un lugar en los gobiernos locales, provinciales o nacionales. Tanto los que tienen, como los que no tienen dinero apuestan a un posible ganador, invierten en las campañas, se endeudan por la simple ilusión del poder; esa y no otra es la razón de festejar con bombos y platillos el triunfo o de no aceptar la derrota. En todas las épocas el ser humano tiene los mismos comportamientos; a diario se repiten los mismos crímenes y los mismos errores; de la misma forma también los esfuerzos de unos pocos por trasformar la vida, las costumbres de los pueblos, con la finalidad de tornarlas más placenteras. La historia está llena de estas páginas. Tanto para quienes nos gobiernan como para nosotros los gobernados, nada es perfecto, siempre encontraremos las debilidades para el denuesto y más aún cuando a la democracia la hemos estropeado con esas viles tácticas donde se impone la descalificación, la confrontación, la contradicción; cuando vemos en quienes nos atacan a enemigos que hay que destruir, cuando si no los tenemos los inventamos, ya que lo mejor es mantener a una sociedad enfrentada, debatiéndose en los intrincados caminos de la “política”, olvidando la esencia de la vida que es el trabajo, la producción, la educación. De una vocación de servicio hemos pasado a una vocación pendenciera, estamos matando la creatividad de nuestra gente al entregar el pan sin enseñarles primero a sembrar; hemos inventado bonos, beneficios económicos, subsidios, sin haber creado primero un espíritu de emprendimiento. Es de esperar que una vez pasadas tantas elecciones demostremos de lo que somos capaces y empecemos a reconstruir el país, para que en la realidad “la patria sea de todos”.
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