Creemos que los días de licencia que tenga ese padre de familia deben ser cancelados por el IESS y no por las empresas privadas, ya que esto las ubica en la obligación de asumir un gasto sin recibir a cambio un valor agregado, lo que les restará productividad. Además para eso está el seguro. Igual debería suceder con la licencia de tres meses que tienen las mujeres cuando dan a luz. Una licencia así es absolutamente razonable, pero el costo debería ser asumido por la seguridad social. Para que el IESS pueda enfrentar estos costos de paternidad sería necesario que los hombres y mujeres que están en posibilidad de tener hijos lo declaren así, para que sus aportes mensuales incluyan esa previsión. El monto lo tendría que decidir un estudio actuarial. Hacer que los gastos los siga asumiendo la empresa privada va en contra de la productividad. Imaginemos por un momento una microempresa que tenga cinco empleadas, y que dos de ellas tengan hijos al mismo tiempo. Eso ubicaría a esa microempresa a pagar durante tres meses un sueldo a cada una de las empleadas madres y además tendría que contratar a otras dos personas para suplantarlas, encareciendo así sus costos de producción y reduciendo sus posibilidades de éxito. Este tipo de legislación es también la causa para que muchos empresarios no contraten a mujeres que están en condiciones de tener hijos y así se vuelven discriminatorias.