" A partir de ahí, los niños han construido proyectos de futuro", indicó Holger Jureczko, portavoz de la policía federal alemana y agregó que "se quieren mucho y por eso decidiron casarse en África, donde hace calor, y tomar por testigo a la hermana pequeña de Anna-Lena, Anna-Bell, de 5 años". Con esos planes, la mañana del primero de enero, los tres hicieron sus valijas. Llevaban " gafas de sol, accesorios para la playa, ropa ligera y algo de comida", precisó la policía. Una vez que abandonaron su casa en Langenhagen, en las afueras de Hanovre caminaron unas diez cuadras, atravesando la ciudad. Allí, tomaron un tranvía y viajaron otros tres kilómetros hasta la estación central de trenes. Cuando se disponían a embarcarse hacia el aeropuerto, su presencia llamó la atención del personal de la estación y en cuestión de minutos, dos agentes se acercaron a ellos. Los niños les contaron sus planes, pero los policías los convencieron de que era imposible que sin dinero ni pasaje de avión pudieral llegar a África. Para reconfortarlos, les hicieron una visita guiada de la comisaría de la estación. Allí, dieron aviso a sus padres, que se hallaban durmiendo cuando los chicos abandonaron la casa.