En un contexto de altos costos de vida y pensiones limitadas, los adultos mayores se enfrentan al desafío de ayudar económicamente a sus familias sin comprometer su estabilidad personal. Muchos jubilados destinan parte de sus ingresos al sustento de hijos o nietos. Esta práctica es común; sin embargo, si no se planifica adecuadamente, puede generar vulnerabilidad financiera en la vejez.
Según especialistas en educación económica, más del 45% de los hogares con adultos mayores dependen total o parcialmente de las pensiones o ahorros de los jubilados. Este fenómeno se acentuó durante la pandemia. También persiste debido al desempleo juvenil y los bajos ingresos familiares.
La importancia de la planificación financiera en la vejez
Los especialistas en economía familiar recomiendan que las personas mayores establezcan límites claros en el apoyo económico que brindan. Deben priorizar sus necesidades básicas, salud y vivienda. La educación financiera se vuelve fundamental para equilibrar la solidaridad familiar con la sostenibilidad personal.
El economista Ricardo Menéndez, señala que “ayudar a los hijos o nietos no debe significar sacrificar la tranquilidad del retiro”. Sugiere destinar un porcentaje máximo del 20% de los ingresos mensuales para apoyo familiar. Esto debe hacerse siempre después de cubrir gastos esenciales y mantener un fondo de emergencia.
Los bancos y cooperativas locales también impulsan programas de asesoría gratuita dirigidos a jubilados, con el fin de mejorar la gestión de pensiones, inversiones pequeñas y ahorro responsable. Estas capacitaciones buscan prevenir el sobreendeudamiento, un problema creciente entre adultos mayores que asumen préstamos para cubrir gastos familiares.
Estrategias para contribuir sin afectar el bienestar económico
Entre las principales estrategias recomendadas para los adultos mayores están:
- Establecer presupuestos familiares y registrar los gastos mensuales.
- Evitar préstamos personales o avales a nombre propio.
- Fomentar la autonomía económica de los miembros más jóvenes del hogar.
- Ahorrar mensualmente una parte de los ingresos, por mínima que sea.
- Acceder a programas sociales y descuentos disponibles para jubilados.
Además, los expertos sugieren transformar el apoyo económico en acompañamiento educativo o emocional, ayudando a la familia a organizar sus finanzas sin recurrir siempre a la ayuda monetaria directa.
En la actualidad hay programas dedicados a los adultos mayores. Uno de ellos es Finanzas Plateadas, que lo promueve Fundación Bien-Estar, brazo social de Mutualista Pichincha. Esta iniciativa de capacitación brinda a los adultos mayores herramientas para manejar mejor sus recursos, usar de forma segura los servicios financieros electrónicos y ganar confianza en sus decisiones económicas.
Un reto social y económico en aumento
El envejecimiento poblacional, junto con la reducción del empleo formal, está modificando las dinámicas familiares en el país. De acuerdo con proyecciones de especialistas en finanzas familiares, para 2035 una de cada cinco personas será mayor de 60 años. Esto aumentará la presión sobre los sistemas de pensiones y asistencia social.
Ante este panorama, los analistas insisten en la necesidad de políticas públicas que fortalezcan la seguridad económica de los jubilados. También deben promover la educación financiera intergeneracional y garantizar ingresos dignos para la tercera edad.
Un grupo que enfrenta dificultades
El contexto demográfico del Ecuador refuerza la necesidad de programas como este: actualmente el país cuenta con más de 1,5 millones de personas mayores de 65 años, lo que representa cerca del 9 % de la población nacional, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
Sin embargo, gran parte de este grupo aún enfrenta dificultades para acceder y utilizar plenamente los servicios financieros. Según datos del estudio “Principales Indicadores de Inclusión Financiera en Ecuador 2023”, alrededor de un 36 % de los adultos ecuatorianos permanece excluido del sistema financiero formal, lo que equivale a más de 4 millones de personas mayores de 15 años.