El sector comercial de Tarqui amaneció a oscuras debido al quinto robo consecutivo de cables en la cabina principal de distribución eléctrica, ubicada frente al monumento El Pescador.
El domingo en la madrugada, delincuentes accedieron al sitio, abriendo un hueco en la pared para llevarse 100 metros de cables de alta tensión de 15.000 voltios (calibre 4.0) y 200 metros de cables de puesta a tierra. El hurto, que dejó sin energía a gran parte de la “zona cero” —incluyendo el centro comercial, Avenida 108, Calle 106, Malecón de Tarqui y el Colegio San José—, obligó a la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL EP) a desplegar equipos durante más de 14 horas el domingo para restablecer el servicio.
Carlos Zambrano, funcionario de CNEL EP Manta, detalló la magnitud del sabotaje: “Nos reportaron el problema en la madrugada del domingo. El personal de turno constató que robaron todo el cableado principal, el sistema de puesta a tierra y cables de control, provocando cortocircuitos que dispararon los arcos de protección”.
De acuerdo a lo constatado los ladrones, posiblemente “chamberos” manipulan los equipos de forma riesgosa y artesanal generando explosiones y fallos. “Nosotros aplicamos normas de seguridad y EPP; ellos no, y eso causa daños mayores”, agregó.
Trabajos duraron más de catorce horas
Esta cabina fue construida post-terremoto de 2016 como parte del sistema soterrado. Su fin es eliminar los “tallarines” aéreos y mejorar el impacto visual, beneficiando a unas 10 cuadras alrededor. El costo de reposición es elevado: los cables de alta tensión son escasos y caros, sumando pérdidas cuantiosas para CNEL y afectando a unos 160 comerciantes.
El domingo los técnicos laboraron desde la mañana hasta las 10 de la noche para normalizar el suministro, transfiriendo carga de otra línea. Sin embargo, en la madrugada del lunes, un nuevo robo dejó sin una fase a otra porción del sector, exacerbando la crisis. “Es la quinta vez que ocurre lo mismo. Estamos listos para reparar, pero necesitamos apoyo institucional para una solución definitiva”, enfatizó Zambrano. Hace poco tiempo un incidente similar ocurrió en la cabina de Playita Mía.
Sector comercial es el más afectado
Galo Dávila, representante de los emprendedores del sector, relató el impacto en la comunidad: “Abrimos a las 7 de la mañana los domingos, y de repente, sin luz, todo se desfasó. De 160 negocios, unos 40 quedaron sin energía total, y la mayoría con suministro intermitente”.
El dirigente denunció daños en electrodomésticos —congeladores, computadoras y equipos de panadería—, estimando al menos cuatro casos confirmados, aunque podrían ser más. “Hemos perdido miles de dólares en aparatos, y el seguro de CNEL cubre a la empresa, pero ¿quién nos resarce a nosotros? No tenemos facturas antiguas para reclamos”, lamentó.
Dávila criticó la pasividad de las autoridades: “Vivimos en el territorio y conocemos el problema, pero el Municipio y el Gobierno no toman cartas. Siempre aportamos con limpieza, pero sin apoyo, es inaudito”.
Comerciantes se unen para mejorar la seguridad, pero piden apoyo institucional
Los comerciantes, afectados por esta ola de robos han iniciado una colecta para sellar el hueco y colocar mallas prefabricadas. Su propuesta principal es una “jaula” perimetral alrededor de la cabina, expandiendo el terreno tres metros, con dos cámaras de vigilancia y mayor patrullaje policial. “Las cámaras disuaden, y la jaula impide accesos. Ya tenemos fondos para cerrar el hueco, pero urge que el Municipio limpie el área y las instituciones garanticen seguridad”, pidió Dávila.
Este incidente se suma a una serie de hurtos eléctricos en Ecuador, como reportó CNEL en 2023 con 20 casos en Guayaquil por robo de cables subterráneos, generando cortes y costos extras. En Manabí, la Unidad de Negocio de CNEL EP ha intensificado llamados al 911 para denuncias, pero la recurrencia en Tarqui evidencia vulnerabilidades en infraestructuras post-desastre.