Hay que enfrentar la migración, especialmente la juvenil



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Las autoridades deben mirar con detenimiento el fenómeno migratorio y especialmente la migración juvenil.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec) ha señalado que la mayoría de quienes han incurrido en la migración son jóvenes.

Un poco más del 50 % tienen edades que van desde 15 hasta 30 años y son originarios en un 60,6 por ciento de las zonas urbanas.

Sobre el tema, hay que hacer varias reflexiones.

Entre ellas destacar que personas de poca edad se someten a riesgos fuertes, al viajar.

Muchos de estos viajes son sin cumplir los procesos migratorios y poniéndose en manos de “coyoteros” con todo lo que eso implica desde la seguridad, integridad y salud.

“La partida de jóvenes debe ser analizada profundamente”.

Los jóvenes, generalmente, migran por problemas financieros y en busca de nuevas oportunidades laborales, pero también lo hacen por decepción.

Los afecta la inseguridad y el pesimismo frente al futuro.

Con el hecho, Ecuador pierde “cerebros”, es decir, personas en las que el Estado invirtió dinero; individuos con capacidad de formar familia, extender la vida, hacer crecer la población y no dejar que en la sociedad prime el envejecimiento.

Aquello es vital para la subsistencia de una nación; también se afectan las capacidades productivas producto de la migración.

Es decir, personas que podrían dinamizar la economía como fuerza de trabajo; pero, especialmente el país pierde seres humanos.

Allí entra en juego el componente social y psicológico de la separación.

Editorial de El Diario publicado el sábado 17 de febrero del 2024 en nuestra edición impresa.



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