El Gobierno de Joe Biden anunció este jueves que los pasaportes de EE.UU. tendrán la opción “X” para personas trans y no binarias, una decisión histórica que se toma en un momento en el que varios estados controlados por los republicanos protagonizan retrocesos en cuanto a los derechos LGTB.
Con motivo del Día de la Visibilidad Trans, el Departamento de Estado de EE.UU. informó que a partir del 11 de abril todos los estadounidenses podrán marcar “X” en la casilla del género, algo que ya ocurre en países como Argentina, Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Las peticiones de este tipo de documentos ganaron visibilidad en 2015, cuando Dana Zzyym, una persona intersexual de Colorado que no se identifica ni como hombre ni como mujer, demandó al Departamento de Estado porque rechazó entregarle un pasaporte no binario.
Zzyym ganó la demanda y en octubre pasado se convirtió en la primera persona en recibir un pasaporte estadounidense con una “X” en la casilla del género, algo a lo que podrán optar ahora todos los ciudadanos del país.
Además, el Departamento de Seguridad Nacional dio respuesta a una demanda antigua del colectivo trans al anunciar el reemplazo de los escáneres corporales de aeropuertos y otras infraestructuras, que se configuran en función de hombre o mujer, por tecnología que no se base en el género.
Se han dado casos en los que estos escáneres advertían de anomalías en mujeres trans por tener pene, lo que derivaba en incómodos registros corporales.
En un video publicado en redes, Biden dijo que “hoy se dan nuevos pasos” para la defensa de las personas trans, pero admitió que “todavía queda mucho trabajo por hacer para acabar con la epidemia de violencia” que sufre el colectivo.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) celebró en redes “la buena noticia”: “Todos deberían tener acceso a identificaciones para viajar, solicitar trabajos e ingresar a establecimientos públicos como quienes somos”, consideró.
RETROCESOS EN ESTADOS REPUBLICANOS. Este paso coincide con las denuncias lanzadas por la comunidad LGTB contra varios estados gobernados por republicanos que han adoptado recientemente medidas que restringen sus derechos.
El caso más sonado es el de Texas, donde su gobernador, Greg Abbot, ordenó en febrero investigar a los padres que ayuden a sus hijos menores de edad a recibir tratamientos de cambio de sexo.
Incluso el fiscal general texano, Ken Paxton, afirmó que facilitar tratamientos de transición a menores podía suponer un delito de abuso infantil.
A raíz de ello, la ACLU consideró que los jóvenes trans están “amenazados” en Texas y pidió que se los apoye “en lugar de atacar a los padres y médicos”.
Mientras, Human Rights Watch (HRW) ha rechazado la aprobación de “leyes antitrans” en al menos doce estados del país, entre ellos Alabama, Arizona, Texas y Ohio, y denunció que los derechos de los niños trans están “en peligro”.
Otro caso que ha suscitado un enorme revuelo es el de la aprobación en Florida de una polémica ley bautizada como “Don’t Say Gay” (“No digas gay”), que prohíbe a los profesores hablar en las escuelas de sexualidad e identidad de género.
A pesar del alud de críticas, el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, promulgó el lunes esta ley asegurando que es “inapropiado” que los niños reciban este tipo de contenidos.
La Administración de Biden ha respondido a todas estas polémicas con palabras de condena, pero hasta ahora no había tomado ninguna medida concreta que reafirmara su apoyo a la comunidad LGTB.
“Cualquier estadounidense trans que afronte problemas, que sepa que no está solo. Por favor, pide ayuda. Eres muy valiente. Perteneces a nosotros y te respaldamos”, expresó Biden en su video.